Jesucristo

Pactos con Dios y Pactos con mis Hermanos

pacto-de-dios

Quiero compartir contigo esta vez, una reflexión que he desarrollado sobre la Base de mi Vida, hablo desde mi experiencia con Dios, de lo que ha significado para mi vivir en Comunidad y lo que considero significa Vivir con el «Dios de Pactos».
Creo que la vida de cualquier consagrado y de cualquier cristiano debe basarse en confiar en el pacto que Dios ha querido establecer con él.
Cuantas veces le hemos sido infiel a los pactos con Dios. ¡Pero Él jamás ha fallado!
Él de verdad conserva su Palabra. Confiar en su Palabra, confiar en la relación que Él ha querido establecer conmigo y contigo…
En este caminar, no muy largo pero vividos a plenitud, mis pactos con Dios o mejor dicho, sus pactos conmigo, han sido los que me han dado las fuerzas para seguir adelante. Sí, muchas veces en los momentos difíciles, de dudas, incertidumbre y angustia, su Palabra, su convenio conmigo, su alianza, su pacto, ha sido lo que me ha levantado. Lo que me ha llenado de fuerza para seguir adelante.
Su pacto a veces va muchísimo más allá de lo que he creído que podría hacer algún
día. Así lo he vivido yo, quizá esta también sea tu experiencia. Dios nos dice que desea encontrarse con nosotros en la eternidad y por eso, firmó en mi corazón y en tu corazón, su pacto de amor. Su impresión de tinta indeleble, que muchas veces duele, como le dolería a la hoja sentir el peso de un afilado grafito escribiendo sobre ella, o para ilustrar un poco más, así como causa dolor la aguja que hace un tatuaje. Así, y a veces mucho más, me ha dolido el alma, Cargar con la Cruz y seguir a Cristo en el caminar hacia el calvario no es nada fácil (Cf Lc 9,23), (tampoco quiero decir que se sigue a Cristo buscando facilidades. A Cristo se le sigue por Amor!) pero que gozo se siente saber que Él, está dispuesto a escribir una historia de santidad en tu vida y que al final estará su sello, estará su firma. Así como nos dice San Pablo en la Carta a los Filipenses, «firmemente convencido de que, quien inició en vosotros la buena obra, la irá consumando hasta el Día de Cristo Jesús». Hermano, NO TE DESANIMES! ÉL comenzó la OBRA y Él la consumará!
¿Quienes somos para merecer esta firma en el corazón que llena de Esperanza el alma? ¿Quién soy para que el Señor se haya interesado en mí? ¿Qué sería de nuestra vida sin la impronta de su Amor? No somos Nadie. Él salió a mi encuentro. ¿Recuerdas cuando Él salió a tu encuentro? ¿Recuerdas cómo te sentiste? ¿Recuerdas esa experiencia? Yo todavía recuerdo aquellas palabras con las que me llamó: «No tengas miedo, yo estoy contigo».
Amigo, Hermano que lees esta nota grita conmigo: ¡Él es Fiel! Él nos prometió que estaría con nosotros hasta el final de nuestros días y aunque vivamos y pasemos por valles de sombra de muerte, su vara y su cayado nos guían. ¡Yo Creo! ¡Y quiero seguir creyendo que Él está efectivamente conmigo! ¡CRÉELO TU TAMBIÉN! ¡Dile NO al MIEDO! Y si escuchas su voz Ábrele las puertas de tu corazón, aceptale como tu Señor y Él Cambiará tu Vida para Siempre! Y si te llama a la Vida Consagrada como a mi, Dile SI! ¡No hay nada en este mundo más hermoso que ser totalmente de Cristo, en Cuerpo y Alma!
Hermanos, oremos a Dios Padre que Sella con tinta de Amor el alma, Cristo que la lava con su Sangre y El Espíritu Santo que la Santifica con sus Dones. Y que la Bendita entre todas las Mujeres, Nuestra Madre María nos ayude a decirle Sí al Plan de Dios para nuestra Vida.

Amen! Dios te Bendiga!